La mano del imperio
México, 2 de Octubre de 1968:
Matanza en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco) México, 2 de octubre de 1968. Diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz liquida a sangre y fuego la revuelta estudiantil, entre 300 y 500 jóvenes mueren masacrados por disparos del Ejército en la Plaza de Tlatelolco, también conocida como Plaza de las Tres Culturas. Más de 6.000 son detenidos.
Las fotografías, proporcionadas por un informante anónimo a la corresponsal en Madrid de la Revista mejicana «Proceso», constituyen una prueba inédita e irrefutable de lo que era un secreto a voces: la matanza de Tlateloco fue un sangriento crimen de Estado. Muestran por primera vez las caras de los verdugos, y la acción de los hombres del guante blanco del Batallón Olimpia (siempre negada por el gobierno) así como la perfecta coordinación de éstos con el Ejército. Según el informante, las fotos fueron tomadas por un fotógrafo del gobierno lo cual pone de manifiesto la convicción de total impunidad con que actuaron los verdugos que dejan ser retratados; pero también demuestran que en los archivos oficiales del Estado mejicano debe existir la documentación más que suficiente para conocer las responsabilidades y hacer justicia.
La lucha contra la impunidad no es una batalla del pasado, la mano del Imperio sigue estando detrás de las agresiones contra la libertad en cada rincón del planeta
La historia de México ha sentido muy de cerca la vecina presencia de los EEUU. En el siglo XIX, la mitad de su territorio le fue arrebatado tras sucesivas guerras e invasiones. La intervención norteamericana ha sido constante y durante varias décadas sus servicios secretos se concentraron en la persecución y eliminación de líderes y movimiento revolucionarios.
El periódico mexicano Excelsior, publicó hace unos meses las conclusiones de un informe de la CIA, fechado en 1975, según el cual el presidente mejicano Gustavo Díaz trabajaba en total sintonía con la CIA desde que ocupó el cargo de ministro de gobernación. La agencia norteamericana presentaba informes diarios a Díaz para la eliminación de líderes revolucionarios.
En el reportaje de Excelsior también se da cuenta de la participación directa de la CIA y el FBI en el clima de terror creado en 1968: «Quien sí intervino en los sucesos de 1968, además de la CIA fue nada menos que el FBI. En 1968 la actividad terrorista del FBI se intensificó como parte de una ampliación de las operaciones de contrainteligencia en México y, según memorándum de Hoover fechado ese año y enviado al agregado jurídico: «es imperativo preservar a toda costa su cobertura, aunque se tenga que abandonar el plan de intimidación de líderes subversivos».
El movimiento estudiantil denunció sistemáticamente la intervención de agentes infiltrados que trabajaban para la CIA; durante esos años fueron constantes las desapariciones, los secuestros y el ametrallamiento de jóvenes a la salida de los colegios universitarios desde coches camuflados que actuaban con total impunidad; a ciencia cierta que muchos de ellos eran del FBI.
Deben conocerse todos los documentos que implican no sólo a los altos cargos del corrupto régimen del PRI, sino a los responsables últimos de Washington. La lucha contra la impunidad de los crímenes habidos en toda Iberoamérica ha de seguir avanzando hasta destapar todas las tramas que EEUU ha extendido para imponer el terror como método imprescindible en la expansión de su imperio.
Pero insisto, nadie debe llamarse a engaño, esta no es una batalla ubicada en el pasado para hacer justicia con las víctimas; la mano negra del Imperio sigue medrando hoy en cada rincón del planeta y lo seguirá haciendo hasta que la lucha de los pueblos por la libertad y la justicia los ponga a buen recaudo.
Publicación suscrita por Beatriz Muñoz